miércoles, marzo 01, 2006

El Cuento Clásico

EL CUENTO CLÁSICO

En algunas ocasiones los padres y los educadores nos cuestionamos la conveniencia de que el Cuento Clásico entre o no a formar parte del legado cultural que transmitimos a nuestros hijos o alumnos.
Es por ello, por falta de un posicionamiento fundamentado, por lo que hace ya algún tiempo me dispuse a buscar información sobre este tema. Varios son los autores/autoras que más me han aportado: Bruno Bettelheim, Angélica Edwards y Evelyn Arizpe entre otros.
Me gustaría compartir con vosotros el resultado de esta búsqueda de información y abrir un diálogo en el que poder escuchar vuestras opiniones.
Los motivos fundamentales que generalmente argumentamos en contra de la incorporación son, que por un lado recrean un mundo de fantasía que les hace a los pequeños evadirse de la realidad y por otro, que en la mayoría de los cuentos aparece un contexto excesivamente cruel, que los roles de género aparecen estereotipados y que contienen referencias sobre sexualidad inadecuadas para los niños/as.
Surge de estas posiciones una paulatina la incorporación de las “versiones dulces” de los cuentos clásicos en las que lo que pueda resultar nocivo es eliminado o modificado. Dichas versiones son en la mayoría de los casos malísimas no sólo en cuanto al uso del idioma sino que buscando una “adecuación” al niño, estas narraciones han sido censuradas, mutiladas y convertidas en una “caricaturización” del mundo. Se han querido “endulzar” sin tener en cuenta el gusto, la inteligencia y la capacidad de percepción de los niños, olvidando que en el mundo que les rodea están expuestos a mucha más violencia. Tenemos que estar dispuestos a considerar la agresividad como parte de la naturaleza humana, para poder no tan sólo reprimirla, sino reconocerla y dominarla.
Bruno Bettelheim, uno de los autores que más y mejor aborda este tema dice, y no le falta razón, que estos cuentos provienen de antiquísimas narraciones para adultos y que sólo un prurito intelectualoide ha decidido que eran más bien "cosas de niños". Las diferencias entre los cuentos de Perrault, Grimm o Andersen (por citar sólo los clásicos) y las leyendas medievales como la Chanson de Roland, Romeo y Julieta, Tristan e Isolda, El santo Graal, etc., son de gustos de época únicamente. Y si del fondo de las edades nos remontamos al presente de las invasiones galácticas y supermanes haciendo frente a los "imperios de mal", constatamos que cambia el ropaje cultural, cambia el medio narrativo pero persiste la función de los cuentos/episodios televisivos que es personificar al bien y al mal (los buenos y malos momentos) que acompañan a los niños y niñas desde que abren los ojos a la vida.
En cuanto al por qué los autores invitan a jugar con la fantasía y la realidad y al por qué mezclar los mundos o crear uno totalmente fantástico la respuesta que encontramos es que en cualquiera de los tipos de fantasía, desde la más sencilla hasta la más compleja, encontramos las preocupaciones filosóficas más profundas. La función de la literatura es invitar a participar activamente en la elaboración de significados y ofrecer así, un sinfín de mundos posibles para la reflexión y el desarrollo del lector, como tal y como persona.
Para finalizar consensuar con Bruno Bettelheim que estos cuentos ayudan al desarrollo psicológico y social del niño, ya que permiten enfrentar simbólicamente obstáculos que vive en la vida real y vencerlos junto con el héroe. De esta manera representan la esencia del proceso del desarrollo humano y logran que el niño se comprometa con él, además de proporcionarle una satisfacción inconsciente.