jueves, mayo 11, 2006

¿De que queremos hablar en el Blog?

Me parece que aquí hay alguien confundido y posiblemente sea yo.
Cuando vi el titulo del Blog: AMIGOS DE VIRGEN DE BEGOÑA, pensé que era una ocasión que se nos daba a las personas que nos considerábamos amigos del Colegio Virgen de Begoña de intercambiar opiniones y buscar ayuda y respuestas para resolver los pequeños o grandes problemas que encontramos día a día al llevar a cabo la educación de nuestros niñ@s.
Si escribimos aquí es porque nos preocupa el no saber si lo que hacemos hoy está bien o mal hecho y si puede afectar en un futuro a esos pequeños.
Por eso dije que tal vez yo había confundido el espíritu del Blog.
Cuando hablé de la celebración de los cumpleaños, no pretendía quitarle el trabajo a ningún establecimiento comercial, de la misma forma que si ahora digo que hay determinados programas de televisión que no son buenos para ellos, esté intentando boicotear a esas cadenas de televisión.
Mi intención era hacer notar que los niños no son bobos. Serán pequeños pero están atentos a todo lo que sale del adulto: gestos, palabras, maneras… e imitan y hacen suyas todas las cualidades y defectos que nosotros, sus ídolos les mostramos.
De nada vale que les repitamos cien veces una norma, si nuestra actitud está en oposición a dicha norma les estamos creando un conflicto -¿hacer lo que le decimos o lo que hacemos nosotros?- Nos quieren, nos admiran y nos imitan y por eso es muy importante que seamos siempre para ellos espejo donde se puedan reflejar.
¿Qué es muy pesado? ¿Qué no somos perfectos? Ciertamente es mucho más cómodo no estar todo el santo día “educando”, pero que no se nos olvide que ellos son como de arcilla blanda hoy y el rasgo que se le marque, al secar mañana les quedará impreso. Si en lugar de ello fueran de plastilina, podríamos hacer ensayos hasta lograr la imagen perfecta de niñ@ que todos queremos tener en casa. Pero aquí no hay dos funciones como en el teatro. Aquí trabajamos igual que en el trapecio del circo, sin red.
Que no se nos olvide nunca que estamos tratando con un material muy sensible e impresionable y que a todos nosotros se nos ha dado la responsabilidad de guiarlos hacia la madurez en perfectas condiciones de uso y disfrute. Llevan impreso en su frente, aunque no se lo veamos un gran cartel que dice: FRAGIL

2 comentarios:

Animal de Fondo dijo...

Luego hay una cosa urgente, tan urgente que deberíamos terminarla hoy mismo: educarnos nosotros, los padres. Hasta el momento en que tuvimos hijos, tal vez la necesidad no fuese tan apremiante; al fin y al cabo solamente estaba en juego nuestra propia felicidad. Pero desde que tenemos esos espectadores -como dices- tan maravillosos, tan emocionantes, tan buenos, yo creo que más que insistir en cómo deben ser ellos es esencial insistir en cómo tenemos que ser nosotros. Me hace gracia que en el primer post que escribiste pusieras "esta escuela de padres"; yo entonces tenía una imagen borrosa de para qué podría servir el blog, pero ahora veo que, aunque pueda servir para muchas otras cosas, aquello que dijiste tiene mucho sentido.
O nos transformamos de verdad o se nos verá el plumero.

Anónimo dijo...

A mi entender creo que nadie esta equivocado con el propósito de este blog, ni mucho menos querer quitarle el trabajo a ningún establecimiento comercial, ni cadena televisiva, a mi entender, el exponer un tema y debatirlo no debe tomarse como un enfrentamiento de a ver quien insulta mas, creo que ya somos bastante mayorcitos, para saber traducir la opinión que alguien nos pueda dar de un tema determinado y además creo, que para que esto no se convierta en, a ver quien disfraza mejor los temas o quien los dice con palabras mas bonitas, debemos ante todo expresarnos tal y como somos, tal y como pensamos y esperar con suerte que alguien nos ayude a cambiar ese concepto si es que lo tenemos equivocado, creo que si pretendemos ayudar a nuestros hijos, lo primero será trasmitirle en cada momento la importancia de ser sincero y de pronunciarse tal y como son, debemos enseñarles a opinar libremente, y una vez su opinión haya sido vertida, entonces corregir sus argumentos.